Lonely Mountains- Downhill – Análisis
Es una auténtica gozada encontrarse de vez en cuando con propuestas tan interesantes y sorprendentes como esta nueva obra del estudio independiente Megagon Industries. Se trata del típico título indie, uno de esos “de manual”, que a pesar de su humilde presupuesto (fue financiado a través de Kickstarter) posee un buen cúmulo de virtudes que le hacen sobresalir sobre el resto. Además es un juego bastante particular en numerosos aspectos, comenzando por su temática, dado que no es nada habitual encontrarnos con juegos que nos invitan a subirnos a una bicicleta de montaña y salir en ruta por diversos escenarios y trazados. Sin duda Lonely Mountains: Downhill es un título bastante especial que, además de su originalidad, resulta muy divertido.
El juego ha sido concebido tanto para PS4, PC y Xbox One (ya disponible en Xbox Game Pass), y más adelante también para Nintendo Switch, aunque todavía no tiene fecha. Centrándonos ya en el título en sí, estamos ante una especie de “simulador” en el que las bicicletas de montaña se alzan como los principales protagonistas. Venir de Tragamonedas Gratis Online
Eso es porque el concepto que forma parte de esta propuesta es subirnos a una de estas bicis (hay seis diferentes que podemos ir desbloqueando, cada una con sus propias características) y tratar de llegar hasta nuestro campamento de una pieza a los mandos de dichas bicicletas. ¿Sencillo? Sí. ¿Fácil? En absoluto.
¿Paseo o desafío? Tú eliges
Seguro que a muchos de vosotros se os viene a la cabeza la saga Trials de Ubisoft al ver este título. Algo muy comprensible debido a que ambos presentan ciertas similitudes, aunque la fórmula jugable de ambas producciones es bastante diferente. Para empezar en este juego debemos guiar a nuestro ciclista por entornos 3D cada vez más complejos mientras descendemos por una montaña sin empotrarnos contra alguno de los obstáculos (árboles, rocas, etc.) que dichos entornos albergan. El control es sencillísimo dado que únicamente se emplea un botón para pedalear, otro para frenar y un tercero para esprintar, si bien esta última acción queda limitada por un medidor de estamina del que tenemos que estar pendientes.
Conviene precisar que dicho esquema de control cuenta con dos variantes que tienen que ver con el manejo de nuestro ciclista mediante el stick izquierdo. La que viene por defecto se basa en el posicionamiento de la cámara para girar hacia una dirección determinada u otra, mientras que la alternativa convierte al control en rotacional (al estilo del reflejado en muchos juegos de velocidad de la era de los 8 y 16 bits), siendo precisamente éste último el más fiable debido a los constantes giros y reposicionamientos de la cámara. Pero bueno, esto es una cuestión de gustos. Lo importante es que, como os acabamos de comentar, es una auténtica delicia controlar a nuestro ciclista mientras se las ingenia para ir descendiendo poco a poco por cada ruta de montaña, siendo una de esas experiencias muy gratificantes que cuesta reflejar en simples palabras.
Tenemos cuatro montañas distintas a nuestra disposición, un número que puede no parecer demasiado generoso (de hecho, no lo es) pero que “tiene truco”. Y es que cada una de estas localizaciones posee hasta cuatro rutas claramente diferenciadas y, a su vez, estos 16 tramos únicos presentan numerosos atajos que es muy aconsejable ir conociendo al dedillo. ¿Y por qué? Pues porque en función del nivel de dificultad elegido (explorador, principiante, etc.), el nivel de habilidad que nos va exigiendo cada uno de los retos a superar (acabar la carrera dentro de un límite de tiempo determinado, evitar sufrir un accidente un número de veces en concreto, etc.) varía enormemente.
Os podemos asegurar que no tiene nada que ver disfrutar meramente de cada descenso en el nivel de dificultad básico que hacerlo en uno muy avanzado. La primera opción es bastante disfrutable y, dentro de un mínimo de exigencia, es una experiencia relativamente “relajada”. Pero si queremos afrontar los retos más complicados en las rutas más difíciles, iros preparando porque os darán ganas de tirar el mando contra la pared en más de una ocasión y cada vez que lleguemos a un punto de control (cada ruta posee varios checkpoints) experimentaremos una sensación de satisfacción increíble. Eso sí, os aseguramos que es un juego muy justo en ese sentido, es decir, que los fallos y accidentes que suframos serán siempre por nuestra culpa por no ser lo suficientemente habilidosos, algo que siempre reconforta.
Otra de las grandes cualidades que posee el título es su elegante y “limpia” presencia estética. Y es que parece un juego de la era de las consolas de 32 bits pero con gráficos en HD. Con esto queremos decir que todo lo que se muestra en pantalla, desde el modelado del ciclista a los árboles, puentes, piedras, pájaros y demás elementos que se dan cita en los escenarios es claramente poligonal. Además, las texturas que recubren dichos objetos son planas y los efectos brillan por su ausencia. Entonces, ¿qué gracia estética posee? Pues el diseño de los recorridos en sí, que es una maravilla, y lo bonitos que lucen pese a su simpleza. De esta forma durante nuestros descensos es posible disfrutar de paisajes naturales de una estampa magnífica, tal y como hemos tratado de reflejar en las capturas que acompañan a este comentario.
Por desgracia y de manera no demasiado comprensible esta vertiente técnica queda lastrada por varios defectos importantes que tienen que ver con su rendimiento. Resulta bastante frecuente sufrir fallos gráficos como ralentizaciones, tirones, screen tearing y demás problemas meramente técnicos, reflejando una falta notoria de pulido que resta un par de puntos a la nota final porque, en ocasiones, estos problemas técnicos afectan un tanto a la jugabilidad. Por otro lado, el apartado sonoro es totalmente minimalista demasiado para nuestro gusto, dado que más allá de los efectos sonoros propiciados por nuestra bicicleta y de ciertos sonidos ambientales, no hay mucho más que rascar.
Una propuesta original y brillante
No son muchas las ocasiones en las que el mundo del mountain bike es reflejado en formato videojuego. Y, menos aún, de la forma en la que lo ha hecho el equipo de Megagon, que ha firmado un trabajo muy notable con esta producción indie tan atractiva. Bajo un concepto de juego bastante sencillo se esconde una jugabilidad excelente respaldada por un manejo muy fiable, un diseño de trazados magistral y una línea estética tan relajante como bien plasmada. El resultado es un título que se sale de la norma habitual y que seguramente atrapará a aquellos usuarios que le den una oportunidad.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código proporcionado por Megagon.